A 35 AÑOS DEL ASESINATO DE MONSEÑOR ANGELELLI


Hoy se cumple un nuevo aniversario del asesinato de Monseñor Angelelli. Tuvo una vida, en accion y en palabra, dedicada a los mas humildes. El 3 de julio de 1968, el Papa Pablo VI lo designó como obispo de La Rioja. Cuando asumió, habló desde el atrio de la Catedral riojana y dijo:

“Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprometerse con ustedes. Que quiere ser un riojano más... No vengo a ser servido, sino a servir a todos sin distinción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer”.


Luego del golpe de estado del 24 de marzo se intensificó el control y seguimiento a los miembros de la Iglesia, en el marco de la represión desatada por la dictadura militar. Mons. Angelelli levantó su voz para denunciar las violaciones a los derechos humanos e hizo conocer al Episcopado la persecución de era objeto la iglesia en La Rioja. También hizo gestiones ante las autoridades militares, incluyendo al Comandante del III Cuerpo de Ejército, Luciano B. Menéndez. "El que se tiene que cuidar es Ud.", amenazó el militar.

La represión se agudizó. Fueron detenidos el P. Eduardo Ruiz, del Olta y el P. Gervasio Mecca, de Aimogasta. El 18 de julio fueron secuestrados, torturados y asesinados los padres Gabriel Longueville y Carlos Murias, de Chamical. Pocos días después, el 26 de julio, ametrallaron en la puerta de su casa al laico campesino Wenceslao Pedernera, en Sañogasta. Y cuando el 4 de agosto, Mons. Angelelli, junto al P. Arturo Pinto, retornaba a la capital riojana, luego del novenario a los sacerdotes asesinados de Chamical, a la altura de Punta de Los Llanos, su camioneta fue obstruída por un peugeot 404, lo que le provocó el vuelco. El cuerpo del Obispo fue sacado y su nuca golpeada contra el asfalto, quedando su corpulenta figura extendida con los brazos abiertos sobre la ruta.

En el 2010, el Centro Tiempo Latinoamericano de Córdoba, la sobrina de monseñor María Elena Coseano, el obispado de La Rioja, las secretarías de Derechos Humanos de la Provincia y de la Nación y Arturo Pinto, como víctima sobreviviente, se constituyeron en querellantes en el juzgado federal de La Rioja. En la presentación ante el Juzgado Federal de la La Rioja, se resumió el relato varias veces repetido por el P. Arturo Pinto, único testigo directo, mencionando que la camioneta que manejaba el obispo fue encerrada bruscamente por un Peugeot 404, en una maniobra que le provocó el vuelco. Y se solicitó la imputación de catorce militares y policías, encabezados por el dictador Jorge Videla y el entonces comandante del 3er. cuerpo del ejército Luciano Benjamín Menéndez, como responsables mediatos del crimen para que finalmente se llegue a la condena de los asesinos.