HOMENAJE A LEOPOLDO MARECHAL

"Un sabor eterno se nos ha prometido, y el alma lo recuerda".       Leopoldo Marechal (Buenos Aires, 11/06/1900- 26 (06/1970)


Leopoldo Marechal en Buenos Aires el 11 de junio de 1900. A los doce años escribió los primeros versos y publicó Los aguiluchos con poco más de veinte. A los dieciocho años quedó huérfano de padre y su condición de primogénito lo obligó a hacerse cargo de la familia: trabajó como maestro, bibliotecario y profesor de segunda enseñanza hasta 1955.

En los año veinte formó parte de la generación que se forjó alrededor de la revista Martín Fierro. En la primera etapa de su vida literaria prevaleció la poesía. Publicó Los aguiluchos (1922) y Días como flechas (1926), inclinándose hacia el vanguardismo. En 1926 viajó por primera vez a Europa, donde trabó amistad con importantes intelectuales y pintores como Picasso, Basaldúa y Antonio Berni. En 1929 publicó Odas para el hombre y la mujer (1929), con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía, en este libro encontró una voz propia y el equilibrio entre la novedad y lo clásico. Ese año viajó nuevamente a París, se estableció en Montparnasse donde escribió los capítulos iniciales de Adán Buenosayres, que publicaría recién en 1948 luego de muchos años de elaboración.

De vuelta en Buenos Aires, el poeta se casó con María Zoraida Barreiro en el 1934, tuvieron dos hijas, María de los Ángeles y María Magdalena. Enviudó en 1947.

La publicación de Adán Buenosayres en 1948 pasó en principio completamente inadvertida. Las cuestiones políticas no fueron ajenas a los motivos, considerando la abierta simpatía del escritor hacia el peronismo, en cuyo gobierno ocupó cargos oficiales en el campo de la educación y de la cultura, sin embargo fue rescatado literariamente por generaciones posteriores: Ricardo Piglia, Juan Sasturain, Pedro Orgambide, César Fuentes Rodríguez o Alejandro Dolina

La figura de Marechal ha quedado relegada de la historia literaria hispanoamericana por sus tendencia políticas, sin embargo Adán Buenosayres está considerada por muchos como la novela fundamental de la literatura argentina. Adán Buenosayres es a la vez alegoría, autobiografía y novela en clave que tiene como personajes a los exponentes de la vanguardia porteña, J. L. Borges entre ellos. No fue bien recibida por la crítica, que la vio injusta y parcialmente como "una mala copia" del Ulises de J. Joyce, y silenció lo esencial: su carácter insólito dentro de la tradición novelística en castellano, y la libertad igualmente inédita en el uso del lenguaje narrativo, aspectos que sólo destacó J. Cortázar, por entonces un desconocido columnista que la saludó con lucidez y alborozo.

En 1967, Marechal viaja a Cuba. Permanece en la isla durante febrero y marzo como jurado del concurso literario de la Casa de las Américas. Esta experiencia -como él mismo relatará después- significa una apertura de su visión política sin renunciar a su identidad cristiana y peronista, que lo acompañó hasta el último día de su vida, tres años después.

"Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones".