HOMENAJE A HAROLDO CONTI

"Recuérdame siempre con ternura, que es lo que ha olvidado el mundo".
Haroldo Conti


Mayo es el mes del otoño por estos lados del mundo. Haroldo Pedro Conti, nació un 25 de ese mes, en el año 1925. Día patrio en que la gente de Chacabuco, su pueblo, lucía en sus solapas izquierdas, la escarapela celeste y blanca. Un pueblo de la provincia de Buenos Aires "en todo semejante a otros, trazado en un papel y reproducido luego sobre la inmensa pampa argentina, esa de majestuosa tristeza.", un pueblo al que Haroldo luego le daría vida en sus cuentos y en sus personajes.

También fue en mayo, una noche del quinto día en el año 1976, en que la intolerancia irrumpió en su casa, de la mano de unos diez hombres pertenecientes al Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Argentino; anestesiando a los niños que dormían, encapuchando a Marta Scavac, la mujer de Conti, destrozando libros, documentos y fotografías, saqueando todo lo que pudiese ser vendido y llevándose a Haroldo y a un compañero que estaba ocultándose en la casa de la calle Fitz Roy, ésa que luego fuera vendida con un poder falso y que la familia Conti no pudo recuperar jamás.
En los días anteriores al secuestro, Haroldo había colocado en su escritorio, un cartel escrito en latín que decía: "Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt" 

Hacia sus últimos años, Conti buscó su camino en una lucha política clara y definida; apoyó la Revolución Cubana, y al sindicalista Agustín Tosco. Quienes conocieron a Haroldo, sus compañeros en la revista Crisis; Federico Vogelius, Eduardo Galeano, Juan Gelman y Aníbal Ford, entre otros, afirmaban que estaba en las antípodas del dogmatismo. Su historia y sus libros confirmaron que su compromiso existió a lo largo de toda su vida, en los hechos más elementales y genuinos del pasar cotidiano.
Conti era un humanista. Y tal vez ese hecho fue lo que más tentó a los genocidas, que aquella fatídica noche de mayo, lo llevaron para luego de largas torturas, asesinarlo, asesinando así a la belleza.
Tal vez, si alguno de los captores hubiera entendido latín, el cartel que rezaba: * "Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán", junto al último cuento que escribió, "A la deriva", no hubiesen quedado allí, en medio del caos, casi como un símbolo de ese segundo naufragio del que esta vez, Haroldo no se salvó. 

FUENTE. BLOG "SER O NO SER" NOTA SOBRE HAROLDO CONTI


"PARA VIVIR EN LA  LUZ, LA VERDAD Y LA BELLEZA,
 Un encuentro con Haroldo Conti" 
ARCHIVO NACIONAL DE LA MEMORIA 
SERIE RECURSOS PARA EL AULA.


Esta publicación quiere ser un homenaje a Haroldo Conti. Tomo la palabra “homenaje” en su sentido de “celebración”: el festejo de un buen encuentro, el asombro de una mutua presencia (Conti en nosotros y nosotros en él). Para que la palabra “homenaje” pierda el rigor mortis de la veneración y recupere el sentido etimológico de “humano”, como lo es, efectivamente el encuentro entre autor y lectores. Además, tratándose de “recursos para el aula”, la pretensión es que el curso de ese encuentro se asemeje a la navegación de un río, caudaloso o exiguo, lento o rápido y siempre sorpresivo, impredecible, aún para los baqueanos. De lectura por momentos hipnótica, los relatos de Conti producen, tanto en lectores “expertos” como en “principiantes”, la sensación paradójica de habitar un mundo familiar y, al mismo tiempo, inquietante. 
Algo acecha a los personajes y, con ellos, al lector y la memoria de los narradores hilvana siempre una historia precaria para que, justamente, podamos meternos entre los retazos, a contraluz o bajo el rutilante mediodía. 
La intención es, entonces, que estos recursos sirvan no como seguros corredores, sino como señales precarias que colaboren con los más o menos aleatorios, personales y colectivos derroteros que la lectura sigue en los complejos escenarios de las escuelas.